➡Sé que muchos de nuestros seguidores estarán esperando que hablemos de Togo en esta sección pero he decidido dejarle para más tarde, tranquilos que os contaremos también su historia.
Mi primera elección es Barry, quizás le elijo a él porque es menos conocido y quizás por esa admiración que siempre he tenido a los perros de rescate y sus guías, por la labor tan encomiable que realizan, por ser héroes y devolver a muchos a casa. No alarguemos más esta introducción y comencemos con la historia de este héroe de las nieves.
Barry der Menschenretter, es uno de los primeros perros de la que luego se conocería como raza San Bernando, que fue criado en el Hospicio del que recibió esta raza el nombre situado a unos 2.469m de altura en Berna (Suiza). Nació sobre el 1800 tiempo en el que el padre Luís se encargó de adiestrarle con fines de salvamento, el convento ya había tenido y tenía otros perros que realizaban las funciones de guarda. Barry (que significa osito) tenía buenas cualidades para realizar funciones de rescate, necesarias debido a que el lugar donde se situaba el convento donde vivía estaba situado en el paso del Gran San Bernardo entre Italia y Suiza, este paso era frecuentado por peregrinos que debido a la gran cantidad de nieve quedaban atrapados en avalanchas o perdidos en mitad de la montaña.
El perro caminaba por la montaña en busca de gente perdida y cuando encontraba a alguien que necesitaba su ayuda, volvía al hospicio a avisar a los monjes que en cuanto le veían aparecer ya sabían que había encontrado a alguna persona que necesitaría de su ayuda. A la muerte del padre Luís, Barry se volvió más reservado, paseando durante casi toda su vida por las montañas de las que tenía un gran conocimiento, buscando personas extraviadas.
Se dice que este gran héroe logró salvar a más de 40 personas de una muerte helada. Quizás su hazaña más conocida es la del rescate de un niño que quedó atrapado en una caverna de hielo tras ser alcanzado junto a su madre por una avalancha. El perro encontró al niño al que calentó y lamió y llevo en su lomo hasta el hospicio.
La leyenda dice que el perro murió rescatando a un soldado suizo que estaba enterrado en la nieve y que al despertar éste confundió a Barry con un lobo y le hirió de muerte con su bayoneta, pero esto es solo una leyenda. La historia real de nuestro héroe es que después de doce años de servicio uno de los monjes decidió llevar a Barry a la ciudad de Berna para que éste tuviese una jubilación tranquila, muriendo finalmente a los catorce años a finales de 1814. Más tarde su cuerpo se cedió al museo de Historia Natural de Berna donde fue disecado y se expone en homenaje a su valentía.
Laura García Mussuk team.
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