Laika – una estrella en el cielo

 ➡El artículo de hoy va dedicado, a quizás una de esas perritas que nos despierta más ternura, y hoy un 3 de noviembre se cumplen 66 años de su muerte, por este motivo mi dedicación especial a esta alma inocente.

Laika (Лайка en ruso), cuyo significado era ladradora, nace en el 1954, en plena lucha entre EEUU y la URS por ser los primeros en llegar al espacio. En esta época mandar a una persona al espacio era una misión todavía de gran riesgo por lo que el gobierno ruso decidió mandar perros callejeros ya que se creían más adecuados para tal misión, ya que ellos habían sobrevivido grandes inclemencias climáticas.

Laika fue una de esas perritas que recogieron de la calle, su carácter afable y dulce la hizo ser una de las grandes candidatas y finalmente elegida para ser lanzada en el Sputnik 2, que se realizó en 4 semanas, tenía como misión enviar un ser vivo al espacio y medir los niveles de radiación solar y de los rayos cósmicos, debido a que la fecha de lanzamiento se adelantó, algunos de los elementos que constituían la nave se basaban en simples bocetos.

Laika y sus compañeros tuvieron que entrenarse duro pasando pruebas muy crueles que hoy en día no dudaría en considerarse como maltrato. Para simular las condiciones en las que se encontrarían en la nave, se les metía en máquinas que simulaban el ruido de la nave espacial y centrifugadoras que simulaban la aceleración del cohete, lo que hizo que su pulso y su presión arterial aumentase. También los mantenían durante largos periodos de tiempo en cubículos cada vez más pequeños, similares a los que tendrían en la nave espacial en los que no podían moverse por lo que dejaron de orinar y defecar, empeorando su estado general. También les acostumbraron a comer geles, que sería lo que les darían durante su misión espacial. Los tres perros finalistas fueron: Albina, Mushka y Laika. Finalmente se eligió a ésta por su tamaño y porque tenía un carácter muy tranquilo. Antes de realizar su misión el Dr. Vladimir Yazdovsky, se la llevó a su casa para que viviera sus últimos días dignamente, ya que se era consciente que el animal no sobreviviría a la misión.


El 3 de noviembre de 1957, la pequeña Laika fue lanzada al espacio, la respiración de la perra aumento de tres a cuatro veces más de lo normal y su frecuencia cardiaca llegó a los 240 latidos por minuto cuando la nave alcanzó la máxima aceleración después del despegue. Una vez que la nave alcanzó la órbita se desprendió de la nave parte del aislamiento térmico lo que hizo que el interior de la cápsula donde se encontraba el animal alcanzase lo 40ºC, entre cinco y siete horas después del despegue se dejaron de recibir datos vitales de Laika.

Pero hasta el año 2002 no se supieron estos datos, hasta entonces los científicos involucrados le dijeron al mundo que la perrita había sufrido una muerte indolora ya que se la había decidido eutanasiar por motivo de un fallo que se había producido en las baterías lo que produciría falta de oxígeno en la nave. El Sputnik 2 siguió orbitando con el cuerpo del animal en su interior durante 5 meses más y en Abril de 1958 la cápsula se desintegró completamente al entrar en contacto con la atmósfera a su vuelta a la tierra.
Como dice la canción de Mecano que lleva su nombre, “Si hacemos caso a la leyenda, entonces tendremos que pensar que en la tierra hay una perra menos y en el cielo una estrella más”, por todos esos perros que se utilizan de manera cruel y experimental en laboratorios, que forman parte de estudios, en los que jamás eligieron participar, por esas inocentes vidas utilizadas en beneficio y egoísmo humano. Sólo podemos darles las gracias a esas pequeñas e inocentes almas.

Laura García
Mussuk team.

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